Para mi los exámenes en Junio y Julio era un suplicio, las hormonas disparadas, las tirantas de las niñas, el calor que solo te hacia pensar en dormir o en la playa... era imposible concentrarse con todo eso. Y que decir del mencionado examen de Septiembre, el cual pasabas todo el Verano pensando que con lo que sabias y estudiases los últimos días de Agosto valdría.
Al final te encontrabas mirando una asignatura que parecía haberse borrado completamente de tu mente los dos días previos al examen. Y justo antes de ponerme aquel condenado examen delante, solo podía pensar en una cuestión profunda y filosófica...
"No se si estoy calmado porque he estudiado lo suficiente o porque me la suda todo"

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