Desde que la humanidad comenzó a crear grandes naciones los dirigentes necesitaban algo para entretener al pueblo. Si la plebe está entretenida viendo carreras de caballos, luchas de gladiadores, o futbol no se preocuparán demasiado de los excesos de quienes gobiernan.
En la antigüedad eran la lucha en el coliseo de los gladiadores donde los ciudadanos romanos iban a entretenerse viendo luchar a muerte a esclavos especialmente entrenados para ello. Jaleaban sus nombres y les daban honores a los campeones, los cuales podían llegar a ganar su libertad después de muchas luchas sangrientas. Siempre y cuando entretuvieran al pueblo con el espectáculo.
En la época actual la lucha no se realiza en los coliseos se ofrece en los estadios y pabellones, donde los jugadores y deportistas de los deportes mayoritarios como el futbol y el baloncesto (y el rugby, el hockey hielo y el futbol americano en otros paises) mueven a las masas de personas, donde animan, gritan y vociferan hasta la extenuación. Exaltados por las acciones de sus ídolos.
La masa puede llegar a un punto histérico si gana o pierde su equipo, pueden correr lágrimas de alegría o frustración, e incluso la sangre puede ser derramada.
Y como en la antigüedad el pueblo queda distraído con sus ídolos y dejan hacer a los gobiernos.
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