
La gente tenía trabajo y aunque había que echar muchísimas horas, y muchas veces tenías que irte lejos de casa, los sueldos eran suficientemente atractivos como para merecer la pena.
Se movía mucho dinero, muchísimo, tanto que parecía que lo regalaban.
Chavales de 18 años dejaban de estudiar y se ponían a trabajar. De la noche a la mañana se veían con una buena cantidad de euros y viviendo con sus padres. Sin ninguna otra preocupación, sin ninguna otra meta que esperar que llegara el fin de semana para beber y comer con los amigos. No era necesario mirar cuanto te gastabas, tenías de sobra.
Los chavales no tenían más gastos que los cubatas del fin de semana así que el próximo paso era comprarse un coche. Un buen coche, potente, deportivo, caro. Después del coche llegaron los móviles último modelo y las consolas. No había problema, hay dinero de sobra.

Y así está España, que tras dos años de crisis los bares siguen llenos, y menos mal porque sino estaríamos hasta peor.
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