TODO LO QUE DEPENDA DE UNO MISMO ES POSIBLE
"Que tus labios no firmen cheques que tu culo no pueda pagar"

LA PARABOLA DEL BARQUERO

En una ocasión en un pueblo se realizó una reunión de sabios y las personas más sapientes de la época fueron allí, todos con la misma obsesión dirimir quien de todos ellos era la persona más lista, inteligente y sabia del mundo.

Resulta que para llegar al pueblo tenían que cruzar un rio muy ancho y caudaloso, y la única forma de cruzarlo era en una barca.

Uno a uno todos los sabios fueron montando en la barca e iban acomodándose en los asientos. Cuando estuvieron listos el barquero separó la barca de la orilla y comenzó a remar.

Un rato después el sabio que más sabía de matemáticas habló al barquero.
- "Barquero ¿¿sabes lo que es una tangente??"
- "No señor." Respondió el barquero.
- "¿¿Y un teorema??"
- "No señor, yo no he ido a la escuela."
- "¡¡No has ido a la escuela!!" "Que barbaridad." Exclamó el sabio matemático.
- "No señor, desde pequeñito siempre he sido remero." Respondio el remero.

Un rato después el sabio que más sabía de física habló al barquero.
- "Barquero ¿¿sabes por qué algunas cosas flotan y otras se hunden??"
- "No señor." Respondio el barquero.
- "¿¿Y por qué el agua es líquida??"
- "No señor, yo no he ido a la escuela."
- "¡¡Increible, si son cosas sencillas!!" Exclamó el sabio físico.
- "No señor, desde pequeñito siempre he sido remero." Respondio el remero con un hilo de voz y los ojos bajos.

Y así todos los sabios montados en la barca le fueron preguntando al remero sobre lo que sabía y el remero siempre respondía lo mismo. Que el nunca fue a la escuela y que desde pequeñito él era remero. Y los sabios le miraban con desaprobación y murmuraban sobre su poco conocimiento.

Al llegar al centro del rio una fuerte corriente atrapó a la barca y un golpe de agua golpeó a la barca zarandeándola y volcándola tirando al barquero y a todos los sabios al agua.

Los sabios gritaban y movian los brazos pidiendo ayuda, hundiéndose e intentando bracear para salir a la superficie.
- "¡¡Ayudanos barquero que no sabemos nadar!!" gritaban los sabios al barquero.

A lo que el barquero respondio mientras se alejaba.
- "¿¿No sabeis nadar??" "Yo de pequeñito aprendí para ser remero."

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