EL INEVITABLE PASAR DEL TIEMPO

Caen los granos de arena, uno tras otro, sin cesar. Cada grano de arena representa una pequeña porción de la vida que se marcha, un instante que no volverá.

Contemplamos como cae la arena, hipnotizados por el sonido que se produce al deslizarse y al acumularse, como forma dibujos, pequeños círculos concéntricos bien definidos. Deleitados con la belleza de los haces de luz que se reflejan en el cristal del reloj.

Consumimos el tiempo dado en verlo pasar, preocupandonos en los estragos hechos en la carne pero no vemos más allá.

Olvida el reloj porque la arena seguirá cayendo, la mires o no caer.

No escuches el susurrar del reloj porque no te dejará olvidar y te mantendrá atado.

Esclavos del tiempo, rompe el reloj, deja escapar la arena y libérate de las ataduras del tiempo.

Vive más allá de los granos de arena, del péndulo o de los engranajes, que el Sol sea quien te diga cuando parar o tus ojos cansados caigan por el sueño o el hambre apriete en tu estomago.

Descansa hasta que la fatiga se halla desvanecido pero no caigas en el pecado de la pereza porque no serías mejor que antes.

Se tu dueño y señor no esclavo de la arena caída.

Roto el reloj, rota la cadena, liberado del tiempo y de su tiranía.

Pero nunca olvides porque quebraste el reloj. Nunca olvides porque escapaste de las arenas del tiempo.