FALSA MODERNIZACION

Desde hace un montón de años la Junta de Andalucía lleva como uno de sus emblemas electorales la llamada Segunda Modernización.

Se supone que el término Segunda Modernización hace referencia al desarrollo tecnológico de Andalucía para llegar al nivel de las Comunidades Autónomas más desarrolladas del país. Considerando que Andalucía ja estado a la cola del desarrollo industrial y tecnológico desde siempre, los políticos andaluces querían que en los años de la democracia se alcanzara a Comunidades como Cataluña, País Vasco o Madrid, que son de lejos las más desarrolladas.

El planteamiento en sí es muy loable, tiene un espíritu magnífico, ideal y maravilloso, pero tiene ciertos puntos débiles. Uno de ellos es la falta de voluntad política para llevarlo a la realidad y dejar de usarlo como arma electoral, pero hay muchísimo más.

Las cabezas pensantes de los políticos no se percataron que el desarrollo industrial de las Comunidades del Norte de España está cimentado en una cultura industrial arraigada allí desde hace cientos de años. El comercio del acero y de la industria textil se llevan desarrollándose por generaciones. En Andalucía no hay esa tradición y habría que desarrollarla, y para ello se ha de empezar por las escuelas e institutos.

La educación de la población no se puede decir que haya sido una de las prioridades de los políticos de izquierdas en este país. Han reformado el sistema educativo en múltiples ocasiones, y cada vez va a peor. A los chavales de la educación pública cada vez se les exige menos para aprobar.

La modernización de la educación no es darle a los chavales de los colegios un ordenador para que estudien, más bien es facilitarle a esos mismos chavales los libros gratuitos para que puedan estudiar, pero con contenidos objetivos sobre la cultura y la historia, enseñarles que se esfuercen por conseguir las metas marcadas y no darles una palmadita en la espalda y pasarles la mano si suspenden.

En esta época de vacas flacas los políticos siguen derrochando para darle lustre a su Segunda Modernización, hasta que se muera la vaca y sólo queden sus huesos resecos al Sol.