Cuando vamos a comer una hamburguesa a cualquier restaurante de comida rápida, al entrar por la puerta comenzamos a salivar. Pensamos en esa sabrosa hamburguesa, tan rica, tan sabrosa... es abrir la puerta, oler el aroma y se nos hace la boca agua.
Cuando vamos a un chino pasa tres cuartos de lo mismo. En parte es porque tenemos hambre pero también es por obra y gracia del GLUTAMATO.
El Glutamato Sódico es un aditivo alimenticio, como la sal o la pimienta, pero a la vez de dar sabor también realza el sabor de los demás.
Este aditivo sintético en bajas dosis no es perjudicial (o al menos no se ha demostrado) pero si se produce un consumo diario puede producir... adicción!!
En los más conocidos restaurantes de comida rápida se usa el Glutamato Sódico en una concentración tal que produce el efecto deseado pero sin pasarse, solo quieren engancharte a la hamburguesa y sobretodo a las patatas (donde echan más aditivo). Al contrario, en los restaurantes chinos (salvo honrosas excepciones) se usa el Glucamato a "paladas". Todo tiene aditivo y no es nada sano ni recomendable comer las sabrosas comidas chinas varios días consecutivos porque puede producir dolor de cabeza y sobretodo ganas de ir a hablar con el Sr. Roca.
El Glutamato es totalmente legal y prácticamente es un desconocido del consumidor, solo tiene reacciones adversas en grandes cantidades, así que no os alteréis ni penséis mal. Lo único que digo es que si soléis soñar con hamburguesas (y sobretodo con las patatas fritas del lugar de marras), con arroz tres delicias o la ternera con setas chinas es porque estáis enganchados. Así que sed fuertes y comed más churrasquitos, alitas de pollo y pringaitas.
Por cierto, la mayoría de los aperitivos que comemos (patatas fritas, cereales...) tienen el dichoso aditivo.
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