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EL MURO DE LOS CHICLES

Todos sabemos que los americanos son raros, más que raros, están como cabras, aunque claro, como para no estarlo a estas alturas.

En Seattle existe un buen ejemplo de esas cosas raras que tanto gustan a los americanos. El muro de los chicles.

El muro de los chicles es el muro de ladrillo de una casa que está llena de miles de chicles.

Según se cuenta, el origen del muro es que muy cerquita hay un cine y la gente que esperaba la cola para entrar en el cine comenzó a pegar los chicles que mascaban en la pared. Al principio fue un acto casual y de mala educación, con el tiempo se transformó en una costumbre de mala educación, y finalmente, años después, se a convertido en una atracción turística y un monumento a la mala educación.

Evidentemente, todo turista que pasa por allí añade al muro su chicle para así formar parte de la leyenda y engrandar de esa forma tan simple la gloria del muro.

La verdad es que miro el muro y me entra un poco de repelus, imaginaos que perdeis el equilibrio ¿¿Os atrevereis a apoyaros en el muro?? Prefiero darme de piños contra la acera... lo malo es que el suelo tiene pinta de estar igual de lleno de clicles.

Una curiosidad más, es costumbre entre los jovenes de Seattle que el día de su boda ir al muro de chicle a hacerse fotos delante de él. Como veis, hasta en eso los americanos son raros.

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