A LA CAZA DEL PASO

Muchas son las maneras que tiene la gente de vivir la Semana Santa. Algunas, bastante menos que antes, viven esta semana en recogimiento y fervor religioso, con fe, otras, como un acto social donde quedan con los amigos o sus familiares para ir a "ver" a las cofradías pasar, y entre paso y paso una cervecita y una tapa, contando que tal le han ido sus vidas. Muchos más toman estos días para tomarse un descanso lejos de sus lugares de residencia, se van al campo, a la sierra, a la playa... donde sea, pero siempre lejos del incienso, de las imagenes, del sonido de las cornetas y del bullicio de las ciudades. Y unos pocos siguen viviendo esta semana como una más, sin variar su día a día, para ellos no hay descanso.

Bien, seguro que hay muchísimas otras formas de vivir la Semana Santa que me dejo en el tintero pero quisiera explicaros como la vivo yo.

Yo considero estos 7 días como un deporte cuyo objetivo es ver todas las hermandades en el menor tiempo posible. Me visto adecuadamente para no llamar la atención entre la gente en las calles de Sevilla y me dirijo al centro, tomo mi guía, miro el reloj y me voy al encuentro de la primera hermandad. Empiezo la cacería. Una cacería donde no puedes parar de moverte porque las presas no te dan un respiro, donde tienes que saber por cuales calles debes de ir y por cuales no, que plazas debes de evitar, tener un sentido de la orientación aguzado y un sentido del tiempo máximo. La improvisación es ley.

Así es como son para mí la Semana Santa, un deporte. Ni más ni menos. Con eso no digo que no quede con amigos y familiares para ver las hermandades pasar y tomarme esas cervecitas y estas tapitas entre paso y paso. Después de todo el ser humano es un ser social.