REFLEXIONES EN LA TAPA DEL VATER

Antaño, cuando mi deber en esta sociedad era la ampliación de un instituto en Barbate (En Ferrovial, donde trabaje tras el Metro de Sevilla) pasaba interminables horas en la oficina. Entre ellas, hubo una ocasión en la que fui iluminado con un momento filosófico fruto de una de mis visitas al baño de minusválidos. Ese rincón donde los fumadores se meten en lugar de bajar a la calle, ese gran espacio donde las chicas se maquillan en soledad y la barra lateral da para soñar a los más libidinosos.

Es una experiencia interesante, te sientas allí, en la inmensidad, solo, entre cuatro paredes y con una cosa al lado que parece una caja de compresas. El caso es, que en estos momentos de soledad y recogimiento a uno le da por pesar y pensé, y me dije a mí mismo... la vida es realmente como una cagada. Si te esfuerzas todo termina saliendo tarde o temprano.