LA LOCURA DE LAS REBAJAS

Desde las perspectiva masculina (aunque cada vez menos, porque cada vez hay más hombres que les gusta ir de compras y al reves, mujeres que no les hace ni puta gracia) las rebajas son un suplicio.

Las tiendas y las grandes superficies se convierten en una jungla donde solo sobrevive el más fuerte. Yo aconsejaría poner junto al cartelito de "REBAJAS" un cartel en grande con el siguiente mensaje: "BIENVENIDO AL INFIERNO".

Me sorprende la capacidad de aguante de las mujeres cuando van de compras, y la locura colectiva que las absorve cuando ven una etiqueta con un -50%. Si, se convierten en depredadoras de prendas, acaparan sin cesar, no piensan, actuan por instinto como resortes bien engrasados. Está claro, son armas mortales.

Yo siempre he pensado que las tiendas de ropa están mal diseñadas, tendrían muchísimo más éxito si además de ropa tuvieran una barra de bar para que los pobres infelices que han acompañado a sus parejas, madres, hermanas, amigas... pudieran tomarse una cerveza (o un cubata si necesitan algo más fuerte) para aguantar el tirón mejor. Pero esto que digo lo veo más como una utopía porque más de uno terminaría borracho perdido. Veo más factible tener una zona con unos silloncitos y una tele, y ya que estamos unos cuantos periódicos del día.

Después de horas y horas de dar vueltas, esperar colas y luchar por prendas que nunca hubieran mirado en situaciones normales, los grupos de mujeres vuelven a casa cargadas con bolsas y bolsas, satisfechas de una intensa jornada de compras, para acto seguido comprobar que alrededor de la mitad de las cosas que han comprado no les queda bien o no las satisface plenamente. El día siguiente será largo y difícil, pues hay que devolver las prendas que no quieren, y ya que están allí... pues aprovechan para ir de compras otra vez.

Quiero dedicar este post a los pobres hombres que van engañados a las rebajas, que además de ser usados como sherpas y taxistas también tienen que pagar el almuerzo. "Además de puta, pone la cama".