Hay dos tipos de personas, las que crean propósitos a lo largo de su vida y los que dejan que otros les marquen esos propósitos. A la vez estos dos tipos se dividen en aquellos que son capaces de alcanzar el objetivo propuesto y los que dejan las cosas a medio hacer.
La voluntad de alcanzar el objetivo te da fuerza y un sentido, te levantas cada mañana con más fuerza, con más energía. Tener una luz que te guía hace que las personas no se sientan tan perdidas, tan solas y desamparadas.
Aquellas personas que crean sus propios propósitos son escasas, son fuertes de voluntad y líderes natos, muy al contrario los que dejan que otros le den un propósito son muy comunes, de carácter mutable, cambiante por las circunstancias, muy proclives a dejar las cosas a medias si no les salen bien.
La vida es una cadena de objetivos conseguidos y una montaña de propósitos a medio hacer. Dependerá de cual de los dos sobresalga para saber lo satisfecho te puedas sentir.
UN PROPOSITO, UN OBJETIVO
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