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MUJERES DEL GÉNESIS: REBEKAH

Últimamente me siento bastante interesada por los temas bíblicos. No me malinterpreten, no estoy sufriendo un revival de mi fe escolar. Es un interés que he ido desarrollando, quizá como respuesta cultural a la serie de acontecimientos históricos que construyeron la Iglesia actual. Como comunidad cristiana, no como estado papal.

Acabo de terminar de leer el segundo volumen de la saga que Orson Scott Card realizó, bajo encargo, sobre las mujeres más emblemáticas del Génesis de la Biblia. Si en el primer volumen, Sarah, el autor trató de desentrañar la vida de Abraham y su esposa durante el periodo egipcio, así como la fuerza de voluntad de una mujer nacida para servir de inspiración, esta segunda parte ahonda en un tema más profundo: la fe.

Rebekah, pariente muy lejana de Abraham, vive una vida feliz en su comunidad errante, de pastores. Criada bajo la protección de su padre, jefe de la comuna, es feliz en una existencia marcada por la ausencia de su madre.

Bethuel, su padre, educa a su hija en la religión del Dios único de Abraham, si bien es incapaz de alcanzar las cotas de fe que la niña demuestra a temprana edad. La repentina sordera del padre obliga a Rebekah a aprender un método de escritura y lectura para poder comunicarse con él. Aunque Bethuel le explica que ese lenguaje sólo debe ser usado para leer las sagradas escrituras, Rebekah se muestra como mujer adelantada a su tiempo. Sin saber que ese conocimiento determinará su futuro cuando sea elegida para ser la esposa de Isaac, el hijo de Abraham.

Rebekah es un libro diametralmente opuesto a su predecesor. Si bien en Sarah el leitmotiv giraba en torno al poder del amor, este libro trata principalmente de dos temas: la fe y la familia. Y desde una óptica realista, identifica la desestructuración familiar como consecuencia de una pérdida de fe, y viceversa. No se deje influir un lector agnóstico por la temática del libro. Sin duda se trata de una gran novela, de las mejores de Card. La protagonista se convierte en el eje motriz para desentrañar los problemas que atañen a Isaac y su Abraham. El profeta, que se vió obligado a expulsar a su hijo Ishmael para proteger la vida del más pequeño, no puede evitar sentir cierto desprecio por un vástago que considera enmadrado y débil. Isaac, habiendo crecido en una constante puesta en evidencia por parte de su padre, crece con tremendos sentimientos de culpabilidad y menosprecio por sí mismo. No ayuda el hecho de que, bajo estrictas órdenes de Dios, viera como su padre intentaba sacrificarle al Señor. Aunque su fe y su cabeza lo entiende (y lo apoya), su corazón no. Y esto crea un abismo insalvable entre los dos padres de la Iglesia patriarcas del judaísmo.

Es gracias a ella que los personajes verán su camino enderezarse, poco a poco. Pero, tras la muerte de Abraham, un problema peor les aguarda.

Como es habitual en la bibliografía del autor, la prosa es sencilla y directa. Prescinde de florituras y muestra, esta vez, una carencia total de descripciones. Y quizá resulta una lacra, puesto que el lector no deja de llevarse la impresión de estar leyendo un manuscrito cinematográfico. Casi diría más, un guión para el típico melodrama de sobremesa. Pero ese defecto se ve recompensado por la acostumbrada habilidad de Orson Scott Card para enamorar al público con personajes completos, ricos en matices, que dudan, que tienen miedo, que sufren, y llegan al corazón. No molesta la casi completa totalidad de su diálogo, más extenso que en otras novelas. Y uno termina por interesarse de verdad por la historia de Abraham, Rebekah, Isaac, Esau y Jacob. Éste último quizá el personaje más rico de la narración.

El libro, por desgracia, no ha sido traducido al español. Pero no hay que desanimarse, puesto que Card utiliza un lenguaje sencillo y comprensible, en su mayoría, y está al alcance de prácticamente todo el mundo que tenga un poco de conocimiento del inglés. Como hice con su predecesora, recomiendo encarecidamente la novela, y es por eso que hoy hago su reseña aquí, en Un Diario para Caminantes.

2 Críticas constructivas:

EGO dijo...

Pues si que es una pena que no se encuentre el libro traducido. Al parecer parece una lectura muy interesante.

El relato de Abraham e Ishmael es una de mis preferidos.

lind dijo...

Una descripcion interesante la que haces, mas mi pobre ingles no creo que me permitiera disfrutar de la lectura.