Las películas de Greenaway eran una experiencia poco frecuente, por esa mezcla tremenda de imagen y música. Digo que eran una experiencia poco frecuente porque hace tiempo que no le sigo (la última película suya que vi fue "El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante" (1989)) Aunque para ésta eligiera a Mertens, su músico habitual solía ser Michael Nyman, al que le llegó su gran éxito con la BSO de "El Piano", más o menos cuando servidora dejó de seguir su trabajo. Aún en ocasiones disfruto de su compañía, aunque ahora me declino más por las melodias de Mertens.
Michael Nyman (reconocido por haber sido el primero en aplicar el término "minimalismo" a la música, en un artículo de 1968) confesó en una entrevista que no le gustaban ni esta película ni su banda sonora.
SINOPSIS: Un arquitecto americano que llega a Roma acompañado de su esposa con motivo de una exposición, siente con angustia cómo se está desarrollando una enfermedad en su estómago. Llega a convencerse de que su esposa, a causa de una aventura amorosa, le está envenenando poco a poco.
Film de corte intelectual y audacias visuales, en el que Peter Greenaway juega a establecer la metáfora de considerar Roma como un gran vientre, estableciendo así un paralelismo con el estómago del protagonista. En pocas palabras, una obra maestra.
No son las películas adecuadas para pasar una tarde romántica con el novio o la novia (excepto si es una intelectual con gafas), pero sí que proporcionaban una experiencia única.
2 Críticas constructivas:
Adoro esa película, aun la recuerdo como si la viese ayer por primera vez.
Un buen recuerdo sin duda.
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